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La Gestión de Riesgos de Seguridad Empresarial (ESRM) tiene por objetivo el identificar, evaluar y mitigar el impacto de los riesgos de seguridad hacia los activos del negocio, con acciones priorizadas de protección, que permitan a la organización avanzar hacia sus metas empresariales. Asimismo, según Carlos Ramírez (Asis International Oct.2019), una vez que el profesional de seguridad y las partes interesadas han identificado y priorizado los activos y riesgos, es hora de desarrollar y poner en marcha un conjunto de medidas de mitigación como lo son las políticas, prácticas, equipos y herramientas como las evaluaciones poligráficas.

De acuerdo a un estudio realizado por el Departamento de Defensa de los EEUU (DoD), las evaluaciones poligráficas tomadas en forma periódica, contribuyen a mejorar la seguridad del personal: "Existe un apoyo claro y convincente de la comunidad de seguridad y adjudicación del Departamento de Defensa para el polígrafo como una herramienta clave para avanzar en la seguridad del personal, resolver problemas adjudicativos significativos y mitigar la amenaza interna y la amenaza planteada por las entidades de inteligencia extranjeras", dice el estudio.

Es así como hoy en día, el área de seguridad patrimonial de las empresas -de diversos sectores- recurren a las evaluaciones poligráficas, como herramienta de apoyo a sus políticas de prevención y control interno, a fin de mitigar la exposición al riesgo de deshonestidad.

Dicho esto, debemos tener claro que una evaluación poligráfica es una prueba estandarizada basada en evidencia, del margen de incertidumbre o nivel de confianza que rodea a conclusión categórica de engaño o de posesión de conocimiento o de información relacionada con el asunto objetivo de evaluación (American Polygraph Association, 2020).

Asimismo, la implementación de evaluaciones poligráficas pasa principalmente por entender a la herramienta, ya que parte del éxito de su empleo es la coordinación previa entre el poligrafista y el cliente. Así también, debemos saber qué hacer con la información obtenida a través de ella, pues el objetivo es que sirva de apoyo a la toma de decisiones.

Para que una evaluación poligráfica tenga el nivel de confiabilidad deseado, deberá ser desarrollada por un poligrafista debidamente capacitado, y actualizado. Asimismo, y de acuerdo al tipo de evaluación a desarrollar, se empleará una técnica poligráfica apropiada, con su respectivo protocolo de análisis. Pero en adición a todo esto, deberá de existir -previo al desarrollo de la evaluación- una coordinación cliente – poligrafista, con la finalidad de que este último tome conocimiento del objetivo de la evaluación, los procesos operativos involucrados, entre otra información de interés que sume a la elaboración de la estrategia de entrevista durante la evaluación, en donde se formularán las preguntas previamente estructuradas y validadas por el cliente.

Por otro lado, una de las preocupaciones del usuario del servicio poligráfico es que el diagnóstico recibido -por parte de su proveedor- sea confiable, a fin de tomar una decisión adecuada. Siendo así, es que el poligrafista deberá de desarrollar correctamente la entrevista poligráfica, en donde el examinado llegue a entender las preguntas formuladas. Asimismo, se deberá de obtener datos fisiológicos claros, es decir, las gráficas obtenidas deberán ser legibles y aptas para una calificación, de lo contrario, deberá de abstenerse a brindar algún tipo de diagnóstico.

Por último, recordar que el polígrafo es un instrumento de apoyo al poligrafista, el mismo que será empleado para tomar el registro fisiológico del examinado durante la formulación de preguntas, siempre siguiendo un protocolo estandarizado. En tal sentido, el equipo poligráfico empleado deberá de contar con su respectiva evaluación de funcionabilidad, así como con sensores en buenas condiciones, lo que permitirá obtener gráficas legibles y aptas para su respectivo análisis.