Competencia y Seguridad Digital. Una Visión Educativa.
Competencia y Seguridad Digital. Una Visión Educativa
Se repite, hasta la saciedad, que la tecnología digital forma parte de nuestras vidas, pero ¿somos realmente competentes para usarla o solo tenemos ciertas habilidades técnicas? Esta diferencia no trata de una sutileza conceptual, sino más bien de un enfoque que va más allá del mito de los Nativos Digitales y que apuesta por ver que la competencia digital, ese un conjunto de habilidades, conocimientos y actitudes respecto al uso de la actual tecnología, como una dimensión humana que hay que desarrollar. Ni se nace competente digital, ni basta estar expuesto a la tecnología para ser competente, se trata de entender que la competencia digital es un aprendizaje que hay que adquirir y que la educación formal, la escuela y el currículo, y la educación no formal e informal, deben de potenciar. Dentro de esta visión competencial de la educación digital, la seguridad digital es un área clave.
Sumidos en esta ingrata e inédita pandemia muchos hemos constatado que sabíamos bastante de aplicaciones tecnológicas, pero que teníamos pocas ideas claras sobre cómo enseñar o aprender con esa tecnología. La educación digital de emergencia, propia de la pandemia COVID-19, no es educación presencial virtualizada, como tampoco es la educación online como se conoce desde hace un par de décadas. La educación digital en esta pandemia es otra experiencia educativa con sus matices que ha cambiado, nada más y nada menos, el contexto educativo; no se trata solo cambio de recursos tecnológicos, sino que ha cambiado el marco que explica la acción y la representación de lo que es, y no es, posible educar. El marco, para bien o para mal.
Por eso es necesario ver que, junto a los temas estructurales socioeconómicos de la población como el acceso a los dispositivos tecnológicos y la conexión a la red, hay que atender la dimensión formativa del uso de la tecnología como tema crucial. No basta tener para ser. No basta acceder a la tecnología, hace falta ser competente en su uso. Tanto docentes como estudiantes, y la población en general, requieren de algo que está dentro de cada uno y esto, respecto a la relación persona-tecnología, es la competencia digital.
Por tanto, y con todo lo que ha llovido en materia tecnológica, existen interrogantes que atañen a la educación de la ciudadanía, por ejemplo: es posible asumir que los alumnos que egresan de la educación básica ¿no hayan podido desarrollar herramientas simbólicas para diferenciar entre una información falsa de otra verdadera en internet?, ¿no tengan recursos personales para saber trabajar, gestionar o comunicarse eficientemente en grupos sociales en red?, no conozcan las nociones básicas sobre propiedad y no tengan la capacidad para crear contenidos en la red?, ¿no puedan resolver problemas de la vida diaria sobre el uso de la tecnología?, o, ¿no tengan la suficiente habilidad para experimentar un acceso seguro y desarrollar un comportamiento ético en la red? Estos puntos distan mucho del simple acceso a la tecnología.
Es por ello que el concepto de competencia digital forma parte de la dimensión educativa del ciudadano y es hoy una necesidad formativa profesional de primer orden a nivel mundial. La política y la investigación educativa se centra cada vez más en entender, promover y evaluar esta competencia en distintos niveles educativos. En este marco, la Unión Europea desde el 2006 viene trabajando en torno a la noción de competencia digital como finalidad educativa clave y transversal para muchos niveles y perfiles profesionales. Producto de varios desarrollos conceptuales y prácticos ha madurado el proyecto DIgComp que está permitiendo superar la visión técnica del uso de la tecnología por una más amplia.
En la última versión del proyecto, la competencia digital se entiende en 5 áreas: Información y alfabetización digital, comunicación y colaboración online, creación de contenidos digitales, seguridad en la red y resolución de problemas. El área de seguridad en la red supone, 4 dimensiones a atender desde la formación:
- Protección de dispositivos.
- Protección de datos personales y privacidad.
- Protección de la salud y del bienestar.
- Protección medioambiental.
Si se explora el documento se podrá ver que cada área, además de una serie de dimensiones como en el área de seguridad digital, supone también niveles de desarrollo. Es más complejo de lo que parece. No obstante, la idea sustancial aquí es que sabiendo estás áreas y dimensiones existen se pueda atender la educación de la seguridad digital desde una noción más amplia, como es la competencia digital. Cualquier joven que egrese de la educación básica debería ser capaz de desplegar esta competencia y, con ello, contribuir a cerrar la brecha cognitiva.
Cristóbal Suárez Gerrero
Doctor en Educación, procesos de formación en espacios virtuales, Universidad de Salamanca. Estancia Post Doctoral en King’s College London, Lic. Educación por la UNMSM. Profesor del Dpto. de Didáctica y Organización Escolar de la Universitat de València. Profesor consultor en el Máster Universitario en Educación y TIC (e-learning) Universitat Oberta de Catalunya y profesor invitado en la Maestría en Integración e Innovación Educativa de las TIC Pontificia Universidad Católica del Perú.